Entrenamiento en ambientes calurosos ¿una nueva arma para mejorar el rendimiento?

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En numerosas ocasiones, los métodos usados en el alto rendimiento deportivo se alejan de las intervenciones que consideraríamos saludables. Así, en su afán por mejorar el rendimiento, los deportistas acuden a intervenciones – ya sean prohibidas o legales – que podrían poner en cierto riesgo su salud, pero que por otro lado podrían aportar esas décimas de segundo que separan al ganador del que queda fuera del podio.

Aclimatación al calor

En los últimos años ha ganado una gran popularidad a nivel científico el posible poder ergogénico de entrenar en calor. Si bien el rendimiento disminuye de forma aguda según aumenta la temperatura del ambiente debido a diferentes factores centrales y periféricos (p.ej., deshidratación, aumento del esfuerzo percibido, aumento de la frecuencia cardíaca), entrenar de forma regular en estas condiciones induce una serie de adaptaciones que evitarían esta disminución del rendimiento. Por ejemplo, en un famoso estudio publicado en Journal of Applied Physiology (1), un grupo de investigadores analizó a un grupo de ciclistas que realizaron una prueba de esfuerzo y una contrarreloj en un ambiente frío (13ºC) y un ambiente cálido (38º). Posteriormente los deportistas fueron aleatorizados a 10 días de entrenamiento aeróbico ligero a una temperatura de 40º para aclimatarles al calor, o de 13º. Tras finalizar los 10 días de entrenamiento, se observó un aumento del volumen plasmático (6.5%) en el grupo que había realizado la ‘aclimatación al calor’, lo cual podría contrarrestar en parte los efectos negativos del calor como la deshidratación. De hecho, los investigadores observaron que el grupo que se había aclimatado al calor no solo aumentó su volumen plasmático, sino que al realizar las pruebas en ambiente caluroso de nuevo mejoró su rendimiento en un 5-8%.

Posibles beneficios de la aclimatación al calor en el rendimiento

¿Pero podría el entrenamiento en calor mejorar el rendimiento deportivo también en temperaturas frías? Por la ley de Frank-Starling, si el corazón recibe una mayor cantidad de sangre, aumentaría también la cantidad de sangre enviada hacia los tejidos (conocido como volumen sistólico). Por ello, un aumento de volumen plasmático podría resultar en un aumento en el gasto cardíaco (es decir, la cantidad sangre bombeada por el corazón, que es el producto entre volumen sistólico y frecuencia cardíaca), y al aumentar el gasto cardíaco, podría aumentar potencialmente el consumo máximo de oxígeno y el rendimiento deportivo en deportes de resistencia. En este sentido, uno de los resultados más curiosos en el estudio arriba mencionado fue que no solo aumentó el rendimiento en ambientes calurosos tras el periodo de aclimatación, sino que también aumentó el consumo de oxígeno (5%) y el rendimiento en la prueba contrarreloj (6%) al realizar las pruebas en temperaturas frías

Estos resultados han sido, sin embargo, refutados por otras investigaciones. Por ejemplo, el grupo de Lars Nybo (2)mostró que 2 semanas de entrenamiento en calor (35ºC) mejoraban el rendimiento en una contrarreloj realizada a dicha temperatura en un 16%, pero no observaron cambios en el consumo máximo de oxígeno, la potencia pico, o el rendimiento en una prueba contrarreloj realizadas en temperaturas frías (13º). De hecho, en un artículo de discusión publicado en la prestigiosa revista Journal of Physiology (3), los investigadores Lars Nybo y Carsten Lundby concluyeron que la aclimatación al calor sería incapaz de aumentar el rendimiento en temperaturas frías debido a que los aumentos en el volumen plasmático observados serían demasiado pequeños para aportar mejoras en deportistas entrenados. Además, un aumento en el volumen plasmático por sí solo no tendría por qué mejorar el rendimiento si no ocurre de forma concomitante con una mejora en la capacidad para transportar oxígeno (es decir, si no aumentan los niveles de hemoglobina sanguíneos pese a aumentar el volumen de sangre).

Nueva evidencia respecto a los beneficios del entrenamiento en calor

En los últimos meses, diversos estudios liderados por el investigador Carsten Lundby han puesto sobre la mesa de nuevo el debate sobre los beneficios del entrenamiento en calor. En uno de ellos, 21 ciclistas entrenaron durante 5 semanas y media en calor (5 días a la semana entrenando 1 hora a 40ºC) o en temperaturas frías (lo mismo, pero a 15ºC) (4). Además de las esperadas mejoras en el volumen plasmático, los resultados mostraron que el grupo que entrenó en calor mejoró en mayor medida su masa de hemoglobina, estando este aumento en la hemoglobina ligeramente correlacionado con el aumento en volumen plasmático. En este sentido, los autores hipotetizaron que el aumento de eritropoyesis (es decir, aumento en la producción de glóbulos rojos) podría ser un mecanismo de compensación ante el aumento de volumen plasmático para mantener el hematocrito estable (ya que, si no aumentase el número de glóbulos rojos y solo aumentase el volumen plasmático, el hematocrito se vería disminuido). No obstante, en otro estudio publicado con los mismos deportistas los autores mostraron que no se observaron diferencias estadísticamente significativas a nivel de rendimiento entre ambos grupos (5).

En un estudio aún más reciente liderado de nuevo por Carsten Ludby junto con Bent Ronnestad (6), los autores mostraron que 5 semanas de entrenamiento en calor (37.8ºC) mejoraban la masa de hemoglobina de ciclistas de élite en mayor medida que el mismo protocolo de entrenamiento realizado a 15.5ºC. Es importante remarcar que, de nuevo, las diferencias en consumo máximo de oxígeno y rendimiento no alcanzaron la significancia estadística, aunque los autores hablan de un tamaño del efecto “pequeño a intermedio” que indica leves mejoras con el entrenamiento en calor. 

Figura 1. Cinco semanas de entrenamiento en calor aumentan la masa de hemoglobina en mayor medida que el mismo entrenamiento realizado a temperaturas frías (6).

Conclusiones

En resumen, el entrenamiento en ambientes calurosos es una estrategia eficaz para mejorar el rendimiento a dichas temperaturas, siendo diez días suficientes para obtener dichas mejoras. Sin embargo, existe controversia con respecto a si esas adaptaciones al calor (p.ej., aumento de volumen plasmático) podrían aportar beneficios también en temperaturas frías. Estudios recientes muestran resultados esperanzadores al observar que junto con el aumento de volumen plasmático podría darse un aumento compensatorio en la masa de hemoglobina, con los consiguientes beneficios (potenciales) para el consumo máximo de oxígeno y el rendimiento. Habrá que esperar a ver qué nos deparan los estudios en los próximos años.


  Referencias

1.        Lorenzo S, Halliwill JR, Sawka MN, Minson CT. Heat acclimation improves exercise performance. J Appl Physiol [Internet]. 2010;109(9):1140–7. Available from: file:///C:/Users/worten/Desktop/Blog/FISSAC/Heat training/Lorenzo (2010) Heat acclimation improves exercise performance.pdf

2.        Karlsen A, Racinais S, Jensen M V, N??rgaard SJ, Bonne T, Nybo L. Heat acclimatization does not improve VO<inf>2max</inf> or cycling performance in a cool climate in trained cyclists. Scand J Med Sci Sport. 2015;25(S1):269–76. 

3.        Nybo L, Lundby C. CrossTalk opposing view: Heat acclimatization does not improve exercise performance in a cool condition. J Physiol. 2016;594(2):245–7. 

4.        Oberholzer L, Siebenmann C, Mikkelsen CJ, Junge N, Piil JF, Morris NB, et al. Hematological Adaptations to Prolonged Heat Acclimation in Endurance-Trained Males. Front Physiol. 2019;10(November):1–8. 

5.        Mikkelsen CJ, Junge N, Piil JF, Morris NB, Oberholzer L, Siebenmann C, et al. Prolonged Heat Acclimation and Aerobic Performance in Endurance Trained Athletes. Front Physiol. 2019;10(November):1–9. 

6.        Rønnestad BR, Hamarsland H, Hansen J, Holen E, Montero D, Whist JE, et al. Five weeks of heat training increases hemoglobin mass in elite cyclists. Exp Physiol. 2020;In press. 

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